En CONEBOSQUE creemos que la verdadera fortaleza nace de la unión. Nuestro modelo surge de la decisión de los productores de café de caminar juntos, de transformar los desafíos en oportunidades y de convertir el esfuerzo individual en un logro colectivo.
Al comercializar de manera conjunta, rompemos barreras que de forma aislada serían difíciles de superar. Logramos acceder a mejores precios, avanzamos en la cadena de valor y llevamos nuestro café cada vez más cerca del consumidor final. Este camino no solo nos abre la puerta a mercados más amplios, sino que también nos brinda un mayor poder de negociación, garantizando que el trabajo de nuestras familias sea reconocido con justicia y dignidad.
Pero nuestro modelo va más allá de la economía. Es un espacio de colaboración, confianza y aprendizaje compartido, donde cada productor aporta su experiencia y recibe el apoyo necesario para crecer. Aquí se transmiten saberes ancestrales, se integran prácticas agrícolas sostenibles y se construye un futuro que honra la tierra y el esfuerzo humano.
Creemos que la cooperación es la semilla que transforma comunidades. Unidos no solo mejoramos nuestras condiciones de vida, también fortalecemos nuestra identidad como productores, llevamos el café de nuestras montañas a nuevas mesas en el mundo y demostramos que cuando trabajamos juntos, el éxito de uno se convierte en el éxito de todos.
Actualmente, CONEBOSQUE está conformada por un grupo de aproximadamente 35 productores, destacando que el 20% de ellos son mujeres, lo que resalta su compromiso con la equidad de género y la inclusión en el sector cafetalero.
Cada finca asociada a la cooperativa tiene un promedio de 3 a 4 hectáreas de café y está ubicada en altitudes entre 1550 metros y 1600 metros sobre el nivel del mar.
Estas condiciones geográficas y climáticas específicas contribuyen a la calidad única del café producido por Conebosque.